DATOS DE
Enrique Ponce
Enrique Ponce recuerda a ese niño que se las sabe todas y que se hace el amo de todos los recreos sin jugarse la integridad de sus narices en reyertas de predominio.
Habla con retintín de chaval que pugna siempre por los primeros puestos de la clase,, aunque sin aludir a las asignaturas. Sólo bromas y burlillas con las que disimular el pique, sin desaprovechar por eso la oportunidad de comerle un poco la moral al otro. Una forma un tanto extraña de expresar el amor propio como un héroe, que nunca se volverá adusto por muchos años que pasen, ni por muchas cornadas que reciba. Si bien es cierto que los percances brillan por su ausencia.
“Es cuestión de cabeza y de suerte porque los victorinos no perdonan: son muy certeros. Aunque cuando uno está entregado en la faena, te olvidas de que te puede sobrevenir el percance. Sólo te centras en disfrutar y en trasmitirlo a los demás. Y pese a lo que pueda parecer con este tipo de toro se disfruta mucho porque humilla, tiene casta, bravura y fiereza. Y eso nos beneficia a los que nos ponemos delante”, explica el de Chiva, que tiene un sello especial de parsimonia. Ponce se mueve por los espacios de la Fiesta con la serenidad aplomada de quien vivió de cerca las peripecias de sus mayores. En este caso de su tío abuelo Rafaelillo.
“En casa ya me habían hablado de estos toros y me parecía muy interesante anunciarme con ellos. Además, una figura del toreo o alguien que quiera mandar en esto tiene que torear victorinos a la fuerza. Mi experiencia ha sido muy positiva, pero esto es como el matrimonio, a uno le puede ir muy bien, y aconsejar a los demás que pasen por la vicaría, sin embargo a todos no les va igual de bien”.
Así piensa Enrique Ponce. Un torero responsable, un hombre convencido de la importancia de su misión en el momento presente del toreo. Ya que el público le exige tarde tras tarde hasta la última gota de sudor, sino algo más.
“En eso me identifico con Victorino. Él es un número uno en su gremio y sabe que estar arriba no es fácil. Cada día te piden más y la responsabilidad es mayor. Pero es ley de vida y así lo asumimos. Aunque a veces la presión se haga insoportable, sobre todo, en Madrid aunque ahí Victorino Martín es capitán general”.
Marisa Arcas