DATOS DE
Antonio Ferrera
Antonio Ferrera ha demostrado durante la temporada de 2008 ser uno de los toreros más capaces a la hora de enfrentarse a los toros de Victorino Martín. En la recién finalizada temporada ha actuado en 15 de los 24 festejos en los que se lidiaron toros de esta divisa. Con ello se ha convertido en el torero que más corridas de toros de este hierro ha estoqueado en una misma temporada.
¿Te consideras un especialista en ‘victorinos’?
No, porque cada corrida de Victorino es un mundo y cada toro de esta ganadería tiene su importancia y su nivel de exigencia. Lo importante con este tipo de toros es entender su comportamiento al máximo. Aun así, cada ‘victorino’ es un volver a empezar y una presión diferente. Después, qué duda cabe, a medida que vas conociendo la ganadería sacas mayor partido de cada toro. Conseguirlo te llena de satisfacción y te hace crecer como torero.
¿Qué caracteriza al toro de Victorino?
La exigencia. Es un toro que exige muchísima entrega y verdad por parte del torero. El toro podrá ser más o menos bravo y encastado; tener mayor o menor sentido, ser bueno, regular o malo… pero siempre exprimirá la capacidad y los recursos del torero.
¿Qué lo diferencia de otro tipo de toro?
Es un toro distinto, fundamentalmente por la intensidad del muletazo. El toro de Victorino embroca mucho más tarde que el resto. Para bien o para mal, cuando enganchas adelante a un ‘victorino’ con la muleta, el embroque es totalmente diferente. Al ‘victorino’ tienes que llevarlo como cogido con la mano por el hocico y tirar de él hasta el final del muletazo. Por ello la intensidad del mismo es distinta a la que se consigue con otro tipo de toros.
¿Qué requiere el toro de Victorino del torero?
Es un toro que, cuando toma la muleta, lo hace con mucha profundidad. El toro debe ir muy sometido, toreado con mucha verdad. Para ponerse delante de animales de esta divisa hay que tener las pulsaciones muy templadas. Su presencia ya impone respeto. Es un toro que no admite fallo alguno. Otras ganaderías pueden perdonar errores, pero un ‘victorino’ no. Por ello la perfección técnica y la capacidad psicológica del torero son fundamentales. Las corridas de Victorino están llenas de matices y solventar las dificultades que plantean supone un plus con respecto a otras ganaderías.
¿Es una ganadería dura?
No la considero dura, sino exigente. Pero al mismo tiempo es agradecida. Cuando consigues tocar las teclas adecuadas, enganchar un toro adelante y llevarlo toreado no te cambias por nadie. Tengo en mi memoria tandas de muletazos a toros de Victorino que no olvidaré jamás.
¿Cuál es, para ti, la mayor virtud del toro de Victorino?
La recompensa. Cuando te anuncias con una corrida de Victorino tienes la certeza de que el público te va a ver ante un toro que, independientemente de su comportamiento, transmitirá emoción. Por ello, todo lo que se consiga ante estos toros tiene un valor añadido que el público reconoce.
¿Qué le dirías a un torero que se prepara para matar su primera corrida de Victorino?
Que se lo piense antes. Fuera de broma, yo lo que he aprendido es que hay que actuar de manera contraria a como son estos toros. Ante su rapidez de movimientos hay que aplicar temple y despaciosidad y, si lo consigues, el toro terminará agradeciéndotelo e, incluso, acabará templándose. Lo importante es que a mayor presión, más tranquilidad y temple. Dicen que para matar una corrida de Victorino hay que estar muy rodado. Pero pienso que lo verdaderamente necesario es tener un concepto del toreo muy de verdad, de enganchar los toros muy adelante y llevarlos hasta atrás muy sometidos y después ser capaz de volver a dejar la muleta puesta de nuevo y esperar.
¿Qué corrida de Victorino te ha dejado mejores recuerdos?
Muchas veces me hago esa pregunta, pero no encuentro contestación. Cada corrida de Victorino es un mundo. No recuerdo dos iguales. Cada una tiene su propia lectura y argumento. A pesar de ello no se me va de la cabeza un toro que maté en San Sebastián hace unos años. Su expresión me decía que cogiera la espada o me preparara para pasar algunos de los momentos más intensos de mi vida. Y así fue. Tuvo muchísima fiereza y sentido y aquello transmitió muchísimo. También me siento muy orgulloso de lo que hice al toro de Sevilla de este año. Con la mano izquierda conseguí expresar el toreo tal y como yo lo siento. Pero, volviendo al principio, cada corrida de Victorino es diferente y eso es lo bonito, porque te ayuda a crecer como torero y a conocerte a ti mismo.
¿Es un toro difícil para banderillear?
La gente no se puede hacer una idea de lo complicado y exigente que es el toro de Victorino a la hora de banderillear. Es un animal que, normalmente, no rompe para delante en banderillas y, aunque no tiende a cortar, sí que suele acostarse bastante por el pitón de salida del torero. Esto exige, al igual que en el resto de los tercios, una gran capacidad por parte de los que se visten de luces.
¿Compensa el esfuerzo añadido que hay que hacer con este tipo de toros?
A mí sí, en primer lugar, de manera personal. Después de cuajar un toro de esta ganadería las sensaciones que tienes son incomparables y eso está por encima de todo. Después está el reconocimiento del público. Es cierto que el aficionado acude a ver una corrida de Victorino pensando en el toro pero, después, si el torero es capaz y está de verdad, se produce una enorme conjunción que el público capta y reconoce. Y, por supuesto, también está el reconocimiento por parte de los profesionales, que saben de la importancia de todo lo que se le haga a este tipo de toros.
Óscar Aranda
Fotografías: Alberto de Jesús, mundotoro.com, las-ventas.com